Devir esta presente con oficinas en diferentes países del mundo, como Brasil, Chile, Colombia, España, Italia, México, Portugal y con presencia en los mercados de América y Europa. Desde su fundación en 1985, con la primera oficina de Devir en Brasil, se han esforzado en ofrecer al público aquellos cómics, libros, revistas o juegos que nos gustan. Sólo publican aquellas cosas que divierten, que forman parte de mundos repletos de fantasía. Historias para leer, ilustraciones que admirar y juegos para disfrutar, para usar la imaginación, la creatividad y la inteligencia.
También se preocupan de ofrecer a lectores y jugadores la posibilidad de compartir sus experiencias. Su vocación no es sólo la de editores o distribuidores de juegos y libros. Creen que ahí fuera hay gente como ellos. Personas para las cuales existe una conexión lógica entre un torneo de Magic, una partida de rol, una tarde leyendo fantasía heroica y un buen álbum de cómic franco belga. Se esfuerzan en conocer sus opiniones y sus gustos para darles lo que esperan.
Son unos románticos, pero creen que existe un público joven con espíritu crítico. Chicos y chicas que huyen de los circuitos convencionales de ocio y buscan algo más. Les gusta creer que existen algunos adolescentes que prefieren asociarse y acercarse, con toda la inocencia de los quince años, a pedir una subvención al Ayuntamiento para crear un club de rol, en lugar de pasarse la tarde frente al televisor o la consola de videojuegos. Jóvenes que viajan quinientos kilómetros para echar unas partidas de Magic sabiendo que no tienen oportunidad alguna de ganar un torneo. Gente que se mueve por afición, por sus ganas de conocer a otras personas que disfrutan con las mismas cosas que ellos, acudiendo a jornadas de juego, a ferias de cómic…
En Devir conocen a estos jugadores, a este público lector del futuro, a estos entendidos en cine, en novela de género, en cómic americano y en juegos de tablero alemanes. Les gustan, porque son como ellos. Freaks, si quieres llamarlo así. Gente extraña en una sociedad que eleva a los altares de la religión mediática el deporte profesional, desarraigado del espíritu de superación del Barón de Coubertin, y denosta los juegos de rol porque no los entiende, porque teme todo aquello que no sabe controlar: la imaginación.
Les gusta decir y pensar que no sólo venden cartas. Que no sólo venden cómics, ni libros, ni juegos. Sus vocación es la de ofrecer a su público un entorno a su medida. Queren que inviertan su tiempo con nosotros, y por ello intentan ofrecer a nosotros los mejores productos, o al menos aquellos que también nos gustan. Juegos inteligentes, publicaciones interesantes, y sobretodo la oportunidad de jugarlos, de comentarlos, de divertirse y de hacer amigos.
Su esperanza es que existen personas que buscan este nuevo formato de ocio. Lejos de lo que los americanos llaman el “mainstream”, que huyen del pensamiento único y prefieren una tarde con los amigos frente al juego de tablero de “El Señor de los Anillos”.
Tal vez tengan una forma distinta de ver las cosas, es cierto. Quizás hoy en día sus propuestas de entretenimiento se alejan de lo común, es posible que sean poco convencionales, pero ellos las consideran las mejores y las más inteligentes.
En fin, esto es Devir. Una empresa que disfruta con lo que hace y que no pretende cambiar el mundo, pero a la que le gustaría que hubiera tanto interés por los juegos y la novela de género como el que hay por el mundo de la farándula. Porque creen que sin los freaks, sin cómics, sin el Rey Arturo, sin Frodo Bolsón y sobretodo sin juegos, no hay futuro.
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